lunes, 13 de junio de 2011

INVOLUCIÓN.

En la actualidad, solo una de cada 10.000 personas puede decir que es rara, y una de cada 15.000 que es excéntrica.
El término "raro" significa que algo o alguien es poco común o poco frecuente, lo que a veces confundimos con "especial". Hoy en día, muchas personas se definen a sí mismas como "raras", cuando quizá deberían denominarse "especiales", portadores de ciertas capacidades diferentes.
La palabra "excéntrico" solo puede aportarse a alguien que expresa su inteligencia única o su impulso creativo de manera diferente a los demás. Lo que ahora se confunde con la extravagancia o la rareza.
Hoy en día, casi seríamos capaces de afirmar que genios como Albert Einstein, Isaac Newton o Charles Darwin tenían un trastorno de la personalidad. Sin embargo, en su época, su particular forma de fomentar y expresar su increíble inteligencia y sus numerosas capacidades los etiquetaba como excéntricos. Si Newton no hubiera tenido tal capacidad de concentración que incluso se olvidara comer durante días, quizá la física y el mundo en general no sería tal y como lo conocemos.
Es un hecho, los "excéntricos" han aportado los mayores avances y descubrimientos científicos de la historia.
Titulo esta entrada "Involución" porque esto me da mucho que pensar. ¿Por qué lo que ya se ha demostrado que es una cualidad positiva ha pasado a ser negativo? Y podría ampliar esta pregunta a campos como la música, entre otros.
Hoy, he escuchado que el ser vivo ya no necesita desarrollar su inteligencia para sobrevivir, tal y como era indispensable en épocas anteriores. Creemos que la inteligencia humana ha llegado a su máximo exponente, pero, si los hombres de Atapuerca hubieran creído lo mismo, probablemente no estaríamos aquí.
El universo es el único que, paradójicamente, siendo infinito, nos pone límites y a la vez nos abre puertas. Sería bueno que, como la evolución demostró, asumiéramos en todo su sentido que no somos su centro, y que
hay cosas que se nos escapan a la razón, pero que, si creemos que no necesitamos saber, nunca descubriremos.
Quizá debiéramos involucionar hasta el tiempo en que deseábamos conocer y comprender nuestro alrededor, y desarrollar todas nuestras capacidades; cuando ser un "excéntrico" era ser capaz de convertirse en un genio.