Si hablamos de caer,
a nosotros siempre nos ha enseñado más Newton
que cualquier libro de autoayuda.
Y, aunque no hay ciencia más experimental
que el amor,
no hay hipótesis que explique lo bonito
que es volver a mirar hacia arriba
y que estés tú,
obedeciendo y desafiando a la vez
a la gravedad
para convencerme de que
lo que de verdad tendría que ser ley
es encontrarme con tu sonrisa
cuando me levanto.