jueves, 24 de septiembre de 2015

Velocidad relativa

Foto por Andrea González Güemes

A seiscientos kilómetros,
por hora,
todavía el viento se toma el capricho
de acercarse tímido a mi mesilla,
de noche,
y arrastrar tu olor 
para secuestrarme a mí.

Y me lleva,
mecida,
hasta el sueño de una noche de verano
alimentada de electricidad,
generadora de ganas.

Síndrome de Estocolmo,
ahora que asumía que vivía en Portugal.
Ya me lo decían en su día:
No importa si jueves acaba en ginebra
o en poesía.
Cuando está a años luz de acabar
como quieres.

Y yo, viajando, a seiscientos kilómetros,
por hora.
Como siempre, tarde.
Y un poco más dramática,
entrópica,
y lusa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario