jueves, 20 de agosto de 2015



Hacemos montañas de granos de arena,
cristales,
relojes.

Nunca se me dieron bien las manualidades,
pero estoy tratando de recortar tu tristeza
sin tocar órganos vitales
como quien juega a Operación

Fracaso.

Ahora que odias las monedas,
podrías apostar un poco más.
Voy a seguir pidiendo cruz,
así que ven de cara.

En serio, ven.

Hacemos montañas inaccesibles,
cristales afilados,
relojes de cuenta atrás.
Y castillos.

Y baluartes.

Vamos a estudiar esa tensión de rotura.
Ya te has asomado al fondo,
ahora dime,

¿quieres hacer pie?




domingo, 16 de agosto de 2015



La tristeza debió irse como vino, 
de un tortazo de alguien que te quería más que tú, 
pero el sistema de rie(s)go automático 
que tú tampoco sabías que habías instalado
creaba goteras insaciables de alimentar sus raíces.
"Cierra las piernas, la humedad nunca fue un problema."

Te recuerdo repitiendo firmemente aquello de
"Hay que ser feliz, aunque solo sea por joder".
Y joder cada vez se parece menos a hacer el amor.
No me malinterpretes, no he dicho que sea un error.

Miras tu habitación obviando los recuerdos
y está vacía.
Pero no te cabe un libro más en la estantería.
"Los versos más tristes iban detrás de la canción,
desesperada."
A estos cien años invita la soledad,
que a ti no hay cuerpo que te aguante.
Las primaveras eran esféricas, joder,
a ver si el roto ibas a ser tú.

El cabecero sigue bailando 
y el tornillo aún me falta a mí.

El mismo que hoy te declaró la guerra, 
hubo un día en que se te declaró 

inocente.

No hay alcohol suficiente para tanta herida,
así que ponme otra copa.